Stop! In the name of love

Artículo escrito por Paloma G. López .
Y de repente llegó a nuestras vidas la Ultra Fast Fashion.
Quién nos iba a decir que la situación en el sector textil aún podía ir a peor. Ni sabiendo lo que sabemos sobre cambio climático, sobre el uso intensivo de recursos (que el planeta no puede darnos y nosotros no nos podemos permitir utilizar) y conociendo que tenemos el tiempo justo para actuar, que estamos encallando en un punto de no retorno climático, hemos sido capaces de frenar la llegada de algo aún peor: una oferta de ropa que revienta los mercados y deja indefensos al sector y al medioambiente.
Aprovechando un punto ciego en la pandemia que nos dejó descolocados, se nos coló por la puerta de atrás una práctica comercial aún más agresiva, dañina y devastadora que lo que conocíamos hasta ahora: la ultra fast Fashion y su máximo exponente: Shein.
Por ello, durante la última edición, Circular Sustainable Fashion Week Madrid 2023, hemos lanzado un grito unánime diseñadoras, modistas, profesores de Universidad, consumidores: Stop Fast Fashion! basta ya de favorecer a unas prácticas comerciales completamente inhumadas y que a diario se asientan en el ecocidio de la biodiversidad de nuestro planeta.
Fueron diez días de intensa actividad: pasarelas, conferencias, talleres, exposiciones, donde se ha puesto de manifiesto que tenemos opciones, que otra forma de diseñar, fabricar y vestir ropa es posible y que, de seguir así, permitiendo un sector asentado en la sobreproducción, el consumismo y la irracionalidad, no solo se está acabando con el planeta sino que se está ahogando a una industria local, consciente, artesana, y muy afectada por un modo de producir y consumir ropa voraz y sin sentido.
Decir ¡Parar la producción Fast Fashion! es igual a decir Stop in the name of Love! pues nos alinea con un profundo amor y arraigo a la Naturaleza y nos conduce al pensamiento y trabajo de Kate Fletcher, madre del slow fashion y referente en el sector de moda sostenible, por su coherencia, compromiso y valentía al afirmar en su último libro y proyecto de vida: Earth Logic: “Debemos priorizar nuestro hogar, la Tierra, prometiéndole lealtad antes que a la industria, los negocios y crecimiento económico”.
Esta promesa de lealtad asusta porque implica replantearnos todo nuestro sistema económico y asumir que está basado en un falso modelo de crecimiento que en el caso del textil es muy evidente. Solo unos datos muy reveladores: producimos un 60% más de ropa que hace veinte años, más del doble, un 30% nunca llega a venderse, un 40% nunca sale de nuestro armario. Entonces ¿qué nos lleva a esta sinrazón y a este uso intensivo de recursos que el planeta ya no puede darnos? ¿qué nos impide parar cuando nos jugamos tanto? La respuesta la encontramos en una maquinaria económica que va como un tren desbocado y a la que le está costando echar el freno de mano, que está pensada para satisfacer el crecimiento de la cuenta de resultados de los grandes emporios del sector y dar gusto a los inmensos intereses de toda índole que impiden frenar. Intereses que solo benefician al 1% de la población y nos conducen al resto al colapso.
La Estrategia Europea del Textil y su última revisión de la Ley de Diligencia Debida del 1 de junio de 2023, está dando grandes pasos para poner coto a estos abusos de un sector que sigue a lo suyo y que basa sus estrategias de sostenibilidad en el giro hacia energías renovables, nuevos materiales de bajo impacto, reducción de emisiones, pero al que no le hables de reducir producción y vender menos porque no atiende a razones cuando ahí estaría realmente el quiz de la cuestión. Hablarles de regeneración y decrecimiento es como mencionarle Vietnam a Nixon (Mafalda, dixit)
Al finalizar la CSFW Madrid, un par de semanas después, cuando todavía estábamos asimilando y bajando a tierra todo lo sucedido y comentado esos días, tuvo lugar en Bruselas el encuentro Beyond Growth que trajo a primer plano (para quienes estábamos atentos porque apenas si se le dio cobertura en los medios, por qué será) la importancia de mirar de frente a la situación ambiental y social que estamos generando con el ritmo de producción y consumo actual. Un congreso en pleno corazón de Europa que llamó a las cosas por su nombre y puso el foco en la solución: el Decrecimiento y que, por lo que sea, a pesar de que tendría que ser portada en todos los medios de comunicación, no transcendió en absoluto. A lo mejor no interesa que nos estemos cargando el planeta. La parsimonia con la que lo aceptamos es asombrosa.
La industria textil debido a la escasez de recursos y energética que se avecina, la sobreproducción y externalización en la que se asienta, a su modelo económico y, sobre todo, a la crisis climática derivada por todo eso, vive un momento complejísimo que pide a gritos un cambio radical de rumbo y una transformación profunda de sus estructuras. Por ello, mientras escribo estas líneas la propia Comisión Europea ha endurecido su propia estrategia en el sector textil con la revisión de la norma de Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad y amplia la responsabilidad de todos los actores de la cadena de producción, de este modo, los acuerdos y legislación en esta materia ya son vinculantes y no voluntarios. Qué cosas cuando eran voluntarios como ha pasado con el Acuerdo de Paris han visto que no se avanza. Como dijo Timothèe Parrique en su intervención durante las conferencias del encuentro Beyond Growth es como si alguien que dice estar a dieta hubiese adelgazado 200 gramos después de un año a régimen. Igualmente, las medidas que se estaban tomando en materia medioambiental a penas si se estaban notando. Muy al contrario, los indicadores cada año son más alarmantes.
También se acaba de aprobar la Ley de Restauración de la Naturaleza que se pone manos a la obra para curar el daño que décadas de crecimiento económico salvaje han ocasionado a quien mejor nos cuida y nos protege: la Madre Naturaleza. Increíble que aún así haya quien ha votado en contra de sacar adelante esta ley.
¿Es esto suficiente?
No.
El momento que vivimos nos necesita a todos: instituciones y ciudadanos para darnos prisa en descarbonizar y curar el daño causado a la Tierra y podamos llegar a buen puerto.
La aplicación de las leyes lleva su tiempo y por eso todos tenemos que mirar nuestro armario y entender que puede ser una herramienta muy potente contra el cambio climático.
Imagino que leyendo el título de este artículo gran parte de los lectores no han podido evitar, recordar a The Supremes y leerlo cantando y además rematar con la frase: before you break my heart (antes de que rompas mi corazón) Esto es exactamente lo que nos pide a gritos la Madre Tierra, que paremos, que detengamos esta huida hacia adelante pues el momento es complejo, muy delicado, estamos rompiendo su equilibrio, su corazón. Nunca antes la Humanidad se ha encontrado en un momento medioambiental tan decisivo para su propia supervivencia. Nuestra manera de vestir, un consumo consciente y un uso responsable de nuestra ropa puede marcar la diferencia.
Stop! In the name of love
Before you break my heart
Think it over (Piénsalo)
Paloma G. López
Directora The Circular Project — CSFW Madrid Circular Sustainable Fashion Week Madrid – Presidenta SIC MODA Asociación Española para la Sostenibilidad, la Innovación
y la Circularidad en Moda