Hacia una moda sostenible, responsable y consciente.

Artículo escrito por Marina Fasanella. Producción y Comunicación Cultural, Universidad Ramón Llull Blanquerna.

Como muchas de las lectoras, mi relación con el mundo de la moda viene de lejos. No obstante, mentiría si afirmase que siempre he estado en contacto con el universo de la moda sostenible. Hace años, como consumidora, no me planteaba todo lo que se oculta detrás de la mera compra de una pieza de ropa. Tampoco tenía presente que la industria de la moda es la segunda más contaminante a nivel mundial. De manera inconsciente, estaba apoyando a empresas multinacionales que provocan fábricas insalubres, altos niveles de contaminación, explotación de los trabajadores y otras violaciones de los derechos humanos. No sentía la necesidad de obtener información sobre el proceso de fabricación de la ropa o sus consecuencias ambientales. 

Hace menos de un año, tras acabar una etapa de mi vida trabajando para una gran multinacional de fast fashion, decidí indagar y documentarme sobre el funcionamiento de estas grandes empresas, algunas de ellas protagonistas de catástrofes y escándalos mediáticos. Pude verificar la ausencia de trazabilidad durante la cadena de suministro. Asimismo comprobé que en cada fase del ciclo de vida de una prenda se consumen grandes cantidades de recursos energéticos —especialmente procedentes de combustibles fósiles— e hídricos, y se utilizan productos químicos tóxicos que generan millones de residuos. Fruto de mis indagaciones, descubrí la denominada ‘moda sostenible’ y poco a poco, sin planearlo, mi consumo se tornó más consciente, responsable y ético.

La moda necesita estar en contacto con la realidad y la sociedad. Refleja la época, la cultura, las tendencias, las necesidades y las inquietudes de los tiempos. La moda, en tanto que arte, debe ser un elemento de reivindicación, una herramienta para expresarnos y un vehículo de transformación que sacuda la conciencia y expanda nuevas ideas. Por eso, necesitamos una moda que satisfaga las necesidades actuales, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y el bienestar social. 

Si estamos comprometidos con el planeta y vemos la necesidad de realizar pequeños gestos para cambiar lo que es perjudicial para todos, cambiará también nuestra manera de ver la moda y todo el mundo que la rodea. La moda es una prolongación de nosotros mismos y de nuestra manera de pensar, manifiesta nuestras inquietudes, ilusiones nuestra forma de ser y de vivir. 

Indudablemente, el futuro del sector de la moda pasa por seguir repensando e ideando diseños, procesos, producciones y materiales para garantizar la sostenibilidad y la continuidad de la industria de la moda y, sobre todo, del planeta. Es decir, se necesita una mayor colaboración, una información transparente, simplificada y honesta. Pero aún queda mucho camino por recorrer. Todavía existen dificultades para lograr objetivos necesarios y beneficiosos para todos. 

La actual industria textil tiene frentes abiertos y retos que debe acometer: el uso y tratamiento del agua, minimizar el consumo de energías y emisiones, erradicar el uso de químicos y vertidos tóxicos, la gestión de residuos, contribuir a condiciones laborales dignas, así como poder diseñar nuevos modelos de negocio. 

Actualmente, es esperanzador observar que comienza un despertar de conciencias que pretende conseguir un planeta más ecológico y más humano. La sostenibilidad está, cada día, más presente en nuestras vidas. Las generaciones más jóvenes crecen con una consciencia ecológica fuerte y una intolerancia social generalizada hacia las violaciones de derechos humanos o el abuso de plásticos, entre otras preocupaciones.

Diversos estudios advierten que, las consecuencias de la crisis COVID-19 se traducirán en un toque de atención al consumismo que bombardea nuestro día a día. Veremos un consumo más responsable y consciente. Probablemente valoraremos más la moda atemporal de calidad cuestionando el fast fashion. Iremos hacia una moda más duradera y de menos volumen, evitando la sobreproducción de las empresas. 

La pandemia ha creado una oportunidad para desarrollar un nuevo paradigma de consumo. Sin duda, la moda es el espejo de la sociedad; y si la sociedad cambia, los deseos y necesidades de la gente cambiarán. Desde The Circular Project, creemos necesario reivindicar la moda, re-significarla y convivir con un sistema e industria textil saludables para nuestro futuro. 

Debemos reflexionar que, como consumidores, tenemos el poder y la repercusión de cambiar el mundo seleccionando lo que compramos, apoyando a unas empresas y obviando a otras. Es imprescindible tener conocimiento e información de lo que está sucediendo, qué tipo de productos compramos y exigir más transparencia a las empresas. Eso nos dará herramientas para cultivar un planeta más solidario con los seres que lo habitan. Es importante que interioricemos que con pequeños gestos y pequeñas acciones podemos impulsar el cambio. 

Creemos en el poder, la energía y la fuerza del ser humano en comunidad. Somos el motor que necesita el futuro y el planeta. No es tarde para cambiar nuestros valores sobre moda ni para modificar nuestros patrones de consumo, pero es urgente comprender que es absolutamente necesario. Seamos más exigentes, más responsables, más solidarios, más conscientes, más reflexivos y más sostenibles. 

Artículo escrito por Marina Fasanella

Producción y Comunicación Cultural, Universidad Ramón Llull Blanquerna

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